sábado, 20 de junio de 2015

Experiencias personales de viaje: Altos y bajos

Llevo varios días sin publicar una nueva entrada. No me había sentido inspirado para hacerlo; pienso que a veces las mentes no están de ánimo, situaciones en las cuales hay desmotivación, falta de creatividad, etc. Sin duda, síntomas de lo cambiante que es uno, de lo cambiante que es la vida, no siempre se está genial, no siempre uno se siente tan feliz.

Me encuentro en Iquitos, en un cómodo y barato cuarto de hospedaje, en el distrito de San Juan. El lugar es limpio, aunque bastante caluroso. Afortunadamente, hay un ventilador que funciona día y noche. El agua del baño sale fría, y al parecer es normal que salga fría en la Amazonía, pues lo mismo ocurrió en Tarapoto y Yurimaguas. Y lo comprendo, hace un calor... ufff. No dan ganas de bañarse con agua caliente en una zona ecuatorial.

El viaje por el río ha sido genial, sin duda el amazonas es un gran río, lleno de curvas e islas, bosques impenetrables, pero también muchas hectáreas agresivamente intervenidas por la mano humana, asentamientos humanos aborígenes (y no tanto) a lo largo del río, aislados totalmente de no ser por la gran ruta fluvial de miles de km.

Como decía, no todo es color de rosa en el mundo, y naturalmente, en una mente que aun no es pura ni bien domada eso siempre influye... Aun existen miles de condicionamientos por destruir, lo cual justifica sobremanera el seguir meditando a diario y de la manera más seria posible. 

Pienso que esto nos pasa a muchos en la vida cotidiana, nos gustaría ser felices todo el tiempo, pero no es posible, pues las vicisitudes de la vida están ocurriendo "cuasi aleatoriamente", y lo digo así pues realmente el concepto de aleatoriedad lo hemos debido acuñar para tener una explicación lógica al hecho de que no somos capaces de estar totalmente conscientes de la gran complejidad de la ley natural causa-efecto. 

Aun más, podríamos pensar que algún poder (o ser) sobrenatural o de otra dimensión está manejando los hilos de nuestros destinos, con diversos fines, al gusto del consumidor (y de hecho ya muchos han escrito bastante acerca de sus experiencias no comprobables, así como también han ganado bastante dinero por ello y han sumado muchos ignorantes y crédulos fans, pero en fin, no es tema para discutir en este artículo). 

Pero lo cierto es que, sea lo que sea que ocurre a nuestro alrededor (así como también en nuestro interior), sea físico, químico, espiritual o mágico, puede tener mayor o menor influencia en nuestro comportamiento siempre y cuando lo permitamos, y con esto quiero decir que NO SOMOS MARIONETAS, tenemos la capacidad de razonar (algunos más o menos que otros) y decidir qué hacer, por más esclavizados que aparentemos estar; sí, incluso alguien que es torturado, esclavizado, prisionero o pobre tiene aun el poder de razonar y decidir. Uno decide al momento de actuar frente a una situación determinada, nuestros sentidos que todo lo captan nos llevan, consciente o inconscientemente, a realizar actos voluntarios o involuntarios, condicionados o incondicionados, y cada uno de estos actos, de estas decisiones definirán nuestro estado mental del momento siguiente... Y a final de cuentas, este estado mental es lo que nos define como felices o infelices, ni más ni menos. 

Por experiencia personal puedo dar fe (y de seguro todos Uds. pueden hacerlo) de que uno realmente es feliz cuando no necesita nada más, y esta "sensación de plenitud" es intermitente, impermanente, porque simplemente estamos enfocados en aquellas cosas que nos satisfacen que también son impermanentes, ya duren mucho o poco, tarde o temprano se acabarán, y cuando se acaben volveremos a nuestra desdicha y a reaccionar con deseo por volver a tener eso que se ha perdido. Este es el hábito de la mente inmadura, mal entrenada, poco sabia: desear lo que no se tiene, no desear lo que se tiene. Y esta conducta que sólo lleva a la insatisfacción es acumulativa, hace crecer nuestra insatisfacción, nos lleva en sentido totalmente opuesto a la felicidad duradera y pura.

Pues bien, puedo decir que mi insatisfacción en estos días ha crecido, y por mi propia causa, no porque alguien haga algo indebido o que no me gustó, ni porque alguien esté maquinando en mi contra, ni porque esté en un ambiente vulnerable, ni porque Dios tenga un plan para mí o me esté castigando, qué se yo... Simplemente, mi mente aun es inmadura, aun puede razonar muy bien en la teoría, pero en la práctica no está a la altura, los condicionamientos aun son fuertes, el entrenamiento mental aun debe intensificarse para lograr domar y purificar la mente a la perfección, y aun debo esforzarme más por abandonar las conductas nocivas para mí y para otros. Esa es la realidad, hay que aceptarla. Enojarse o decepcionarse de uno mismo alimenta el condicionamiento, empeora las cosas, lo lleva a uno por el camino del deseo hacia lo agradable, a la aversión hacia lo desagradable, es decir, por el camino contrario a la verdadera paz, felicidad, armonía. 

Eso es lo que pasa. Y ahora que lo se, no es suficiente! Hay que ponerse en acción, hay que decidir. Y para decidir hay que comprender que uno debe entrenarse en condiciones que favorezcan el crecimiento, el fortalecimiento, la purificación mental. Uno no puede entrenarse en un lugar lleno de comodidades, o donde las cosas se dan fácil, pues sin esfuerzo no hay crecimiento, y esa es una importante ley de la vida. Pero tampoco puede ser en un ambiente lleno de tribulaciones, pues sin las capacidades y sin la ayuda necesaria uno puede perderse en la lucha, ahogarse en el mar de desdicha. Un ambiente propicio, según mi perspectiva, es un ambiente que presenta desafíos que uno puede enfrentar y superar con esfuerzo, y que no revisten un gran fracaso si no se consiguen, por el contrario, se pueden retomar una y otra vez hasta lograr superarlos. Las ayudas no están de más, siempre y cuando no conviertan a los desafíos en pequeños problemas que se solucionan sin esfuerzo. Así que mucho ojo, queridos lectores. Una vez escuché a una profesora decir lo siguiente: "Y por qué el hombre sabio se compró una silla incómoda?" Un buen dicho para quien lo comprenda.

Por mi cabeza han pasado miles de cosas, y cada vez que un estímulo específico se repite, la sensación desagradable surge acompañada de esas miles de imágenes mentales, que se van sumando al estímulo del momento presente, creando un efecto acumulativo, en la medida que reacciono con aversión a ese desagrado. Puedo contenerlo o puedo expulsarlo, no importa, lo que provocará será una multiplicación. Y así ha ocurrido, he estado haciendo todo lo contrario a lo que se me ha enseñado en los cursos de Vipassana; en vez de aceptar la situación tal como es, desagradable e impermanente, y observar ecuánime cuánto dura la sensación que provoca (en mi caso es un ardor interno que tiende a concentrarse en el pecho, estómago y garganta, y que a veces incluso puede hacerme temblar o producir hormigueos en otras partes del cuerpo), le presto atención a la situación y a las imágenes que estallan en mi cabeza, llevándome irremediablemente al acto condicionado de sentirme mal, enojado, deprimido, o como sea, insatisfecho. 

Lo que viene después es "la onda expansiva": irradio ese cúmulo de negatividades, creando o alimentando ambientes negativos, y por ende afectando a mi entorno, a todos quienes me rodean, sean queridos o no. Esto es lo que muchos hacemos, en mayor o menor medida. Y de seguro a muchos no nos gusta, muchos acabamos arrepentidos o apesadumbrados por esto que hacemos, pero nuevamente, no cambia las cosas para mejor, sino todo lo contrario... Y para que toooodo esto ocurra, basta tan sólo una chispa pequeña entrando en contacto con nosotros, y que nosotros alimentemos la llama con nuestra "carga de combustible", nuestros condicionamientos.

Entre ayer y hoy no me he estado relacionando bien con Luciana, mi compañera, hasta el punto de hablarle con dureza. Si fuera el mismo inconsciente de siempre diría que son las cosas que ella hace para que yo me sienta así, la manera en que sus actos se acumulan en mi cabeza, y cuántas cosas más... Es lo que muchos  de nosotros solemos hacer para justificar nuestra falta de control, nuestro descuido, nuestra inmadurez. La verdad es que no soy capaz aun de lidiar a la perfección con mis prejuicios, mis recuerdos negativos, mis ilusiones, mis condicionamientos, y ella siendo la persona más cercana a mí en cada segundo del día, es la chispa (por cierto involuntaria) que se junta inconscientemente con mi "carga de combustible", quemándonos a los dos. He hecho el voto de no volver a esta forma de vida, la cual creí abandonada, pero aun no se ha ido totalmente, y parece que la he venido alimentando tontamente durante el viaje. Ella no puede comprender lo que me pasa, porque estas son cosas que le pasan a uno bien adentro, y uno está luchando para erradicarlas, manteniendo silenciosa distancia, para evitar compartir eso que uno tiene. El peligro es grande, porque todo lo avanzado puede perderse, y nadie quiere volver a vivir en el fuego del infierno cuando ya se ha probado un pequeño "sorbito" del cielo. Amigos que leen este blog, si se encuentran en esta situación durante su viaje tengan mucho cuidado, porque el costo puede ser muuuuy caro, y no me refiero a dinero.

Bueno, esta vez no ha sido más que un "amago de incendio". Ahora lo sabio es tomar las medidas necesarias para que no se produzca de nuevo. Por lo tanto, volveremos a las enseñanzas del Noble Sendero, de Vipassana, lo que aprendí en los cursos de meditación.

Este noble sendero enseña que hay una "base de 3 patas" que debe conservarse sólida, y eso significa que cada una de estas patas debe estar perfectamente sólida. Estas patas son:

- la moral (no hacer a otros lo que a uno no le gustaría que le hagan)
- el control de la mente (concentración)
- la sabiduría (visión clara y objetiva).

El progreso para un buen meditador está condicionado a la calidad de esta base, o sea, qué tan disciplinado se es en la práctica.

¿Qué es la moral?
Significa mantener una conducta virtuosa e intachable, una conducta que sea digna de ejemplo, que no daña a nadie, y que beneficia a todos a la vez. Para una persona laica (alguien que no vive en renuncia como un monje o un sacerdote, sino que lleva una vida mundana, normal, con responsabilidades varias, independiente de su credo, género, clase social, etc.) se recomienda un código moral bien básico de 5 preceptos (ojo, "recomendaciones" quiere decir "la receta ideal para el éxito en este aspecto"):

- Abstenerse de dañar a otros seres (o fomentar estas actividades, no sólo "no matar")
- Abstenerse de tomar lo que no ha sido dado ("no robar" y similares)
- Abstenerse de hablar de manera incorrecta (no sólo mentir es hablar incorrecto, también lo es hablar mal de/a otros, fomentar las discusiones y los debates, las separaciones, las charlas improductivas o frívolas, etc.)
- Abstenerse de conductas sexuales perjudiciales (esto quiere decir provocar daño a otros con nuestras conductas sexuales, no sólo los actos ilícitos. Si consideras en algún momento que tus conductas sexuales perjudican o pueden perjudicar mínimamente a alguien, entonces ya sabes lo que haces)
- Abstenerse de consumir sustancias que alteren la conciencia, el pensamiento o la conducta (hay de todo, y en la medida que tu mente se aclara vas descubriendo nuevas sustancias mentalmente perjudiciales. Son perjudiciales porque te predisponen a acciones negligentes o descuidadas, debido a no estar con los sentidos y la conciencia plenos. Si descubres alguna, ya sabes qué tienes que hacer)

Una buena moral da tranquilidad a nuestras conciencias, y con la conciencia tranquila uno se puede entrenar y progresar con vipassana. Con la conciencia inquieta, es imposible. Un meditador de vipassana que practica con seriedad se da cuenta inmediatamente, porque los efectos son inmediatos. Si practicas vipassana y aun no te das cuenta, haz la prueba de una semana llevando estos preceptos lo más perfecto posible y practicando meditación a diario, y verás qué pasa.

¿Qué es el control de la mente?
Significa dominarse a si mismo desde la conducta mental misma. Muchas veces nos ocurre que, por falta de dominio mental pensamos de tal manera que nos convertimos en esclavos de nuestra mente, y por ende, de nuestros impulsos (me da flojera, no tengo ganas, mejor más tarde, uh quiero más!, no puedo vivir sin esto! ya no aguanto más esta situación!). Dominar a este "toro salvaje" para ponerlo a nuestro servicio y hacer cosas realmente provechosas es muy difícil, y se hace con un entrenamiento paciente y constante. La práctica de la atención en la respiración es la herramienta básica para conseguirlo. La consecuencia, una mente muy concentrada y atenta, viviendo siempre en el presente, bien enfocada. Todos sabemos qué cosas buenas salen de una mente enfocada correctamente, no?

¿Qué es la sabiduría?
Significa conseguir una mente pura, objetiva, capaz de ver la realidad tal como es, no como a uno le parece que es, o como a otros les parece que es. Es algo que crece en la medida que se madura en la vida, pero como la vida está tan contaminada es fácil que la sabiduría no se desarrolle adecuadamente. Muchas personas, debido a "la escuela de la vida" han decidido volverse egoístas, desconfiadas, apegadas, dependientes de otros, negativas, etc. Se pueden identificar 3 etapas en este proceso de desarrollo:

- sabiduría en base a creencias (fe ciega)
- sabiduría en base al razonamiento lógico, al intelecto (fe en el propio razonamiento, limitado según el nivel de madurez, cultura, social, etc.)
- sabiduría en base a la experiencia directa y sin sesgos (fe nacida de hechos verídicos comprobados en carne propia, repetibles y comprobables de la misma manera por cualquier otro, sin importar su nivel social, cultural, credo, género, etc.)

Uno siempre comienza por creer algunas cosas que son contadas por otros, escritas en algunos libros, habladas por alguien famoso o influyente. Cuando se da cuenta de que no todo lo que está en los libros o lo que dicen otros es cierto, uno deja de guiarse por las creencias, y abandona la fe ciega; entonces se empieza a cuestionar cosas: "esto es lógico?", "de dónde viene esta información?". Entonces, si es lógico o coincide con nuestro parecer, lo aceptamos, y si no lo es, lo rechazamos. Cuando uno se da cuenta de que a veces razona incorrectamente, pues se está en proceso de maduración, comienza a surgir la sabiduría en base a la experiencia. Pero como decía antes, la escuela de la vida está llena de sesgos, entonces ¿cómo poder experimentar la realidad sin sesgos? 

Pues bien, la práctica de la Vipassana es un ejercicio mental que se realiza precisamente sobre algo sin sesgo alguno: las sensaciones del cuerpo... Cómo es esto? simple, tenemos sensaciones corporales agradables, desagradables y neutras, algunas son burdas (como el tacto, el calor, el dolor, el hormigueo), otras son más sutiles (como por ejemplo el fluir de la sangre, o más aun "vibraciones rápidas y sutiles por todo el cuerpo"), algunas duran largo tiempo y otras poco tiempo; todo es muy relativo, y cada cual experimenta estas sensaciones a su propio modo, sin embargo, todas estas experiencias tienen algo en común: son impermanentes, tarde o temprano cambian, surgen y luego de un tiempo se van. Y para experimentar sensaciones, no necesitamos practicar ningún rito, no necesitamos ayuda de nada ni nadie, no necesitamos enfocarnos en nada externo, como canciones, imágenes, etc.; no necesitamos imaginarnos nada, pues las sensaciones pueden surgir y desaparecer por si solas, ni siquiera podemos crearlas mentalmente (sólo física o químicamente, a menos que nos podamos auto-hipnotizar, lo cual es dudoso y sesgado, por decirlo menos), por lo tanto, una sensación observada tal como es, sin necesidad de catalogarla o tratar de pensar por qué surge y se va, es una observación pura, sin sesgos. La observación constante nos entrena mentalmente para ser más objetivos en la vida, y eso nos permite ir descubriendo, capa por capa, aspectos más profundos de lo que consideramos como verdadero; y es aquí donde la sabiduría florece como un loto saliendo en medio de un pantano. Por eso es que todos podemos practicar Vipassana, y podemos hacerlo sin abandonar nuestros credos ni nuestros rituales, si tenemos la mente capacitada, basta y sobra. Con el tiempo, descubrimos que nuestras propias creencias se aclaran gracias a que nuestra capacidad de ver más allá de lo evidente aumenta, y nuestras formas de vivir nuestra vida espiritual se consolidan según sean nuestros credos. He ahí la nobleza de este sendero, la importancia de esta enseñanza: la posibilidad de convertirnos en buenos seres humanos, para luego convertirnos en buenos feligreses (en el caso de los religiosos) y descubrir aquí y ahora (como digo yo, darle un "sorbito") la experiencia de estar realmente en el cielo y en comunión con Dios, la naturaleza, o como le quieran llamar.

Luego de este grueso análisis, vuelvo a mis conductas que me están llevando por el camino incorrecto. ¿Qué estoy haciendo mal? Bueno, reconozco que mi moral, mi concentración y mi sabiduría pueden ser mejoradas significativamente... ya he hecho mejoras, pero en este momento me encuentro en condiciones para hacer nuevos ajustes, así como también puedo identificar algunos desajustes que cometí en este último tiempo, los cuales probablemente, aunque no lo crean, pueden haber influido en este "lapsus mental"...

Desajustes:
- he vuelto a consumir carne en forma ocasional (lamentablemente ha sido difícil mantener una dieta vegetariana estricta durante el viaje, debido principalmente a las dificultades propias del viaje para conseguirlo.
- no he podido conseguir un recto sustento económico durante el viaje, lo que me hace económicamente dependiente de mi compañera, y eso fácilmente puede provocar que uno haga uso indebido de lo que no es propio, incluso en forma inconsciente.
- a veces, e influenciado por el clima mundano al que uno se expone durante el viaje, es fácil acabar hablando de manera incorrecta, nuevamente, sin uno darse cuenta.
- la práctica diaria se mantiene, pero no ha sido perfecta en estos días, pues por cansancio muchas veces me encontré meditando muy tarde por la noche (luego de las 9 de la noche no recomiendo meditar, pero es mejor hacerlo que no hacerlo), e incluso a veces no lo hice porque era totalmente imposible. Las circunstancias en las que uno está tampoco favorecen la disciplina.
- desde que viajo acompañado el dinero se ha convertido en una preocupación para mí, debido a que soy una carga económica. No me deja dormir.

Cosas que pueden ser mejoradas:
- además de volver a una dieta vegetariana, es posible llevar una dieta vegana, sin embargo será necesario un poco más de estudio al respecto. Hubo un tiempo dentro de mi estadía en los centros de meditación en que consumí sólo productos vegetales, y el cambio fue drástico. Creo que sería buena opción abandonar el huevo, los lácteos y quizás la miel, pero primero tendré que estudiar más sobre cómo consumir eficientemente proteínas de los vegetales y las semillas.
- sigo empeñado en solucionar el tema del sustento económico, pero aun no lo consigo. Ya encontraré la fórmula. Quizás podría escribir libros y venderlos por internet, aprovechando mi habilidad, o vender mis fotos tomadas durante el viaje de alguna manera, no lo se... aun no se me ocurre bien cómo.
- debo ajustar bien mis horarios de meditación y evitar los ambientes no favorables para meditar, así nomás.
- debo entrenar más mi concentración para medir mejor mis palabras y alejarme de las charlas poco provechosas.
- en cuanto pueda debo irme a un centro de meditación por un período largo, o al menos ir a un curso de un día, para reavivar la chispa de la meditación.

Consejos para los viajeros
- Amigos, viajar a lugares desconocidos y por tiempos largos sin estar mentalmente preparado puede convertir sus experiencias en algo amargo, debido a que las vicisitudes de la vida, cuando se hacen presentes fuera de la "zona de confort" (entiéndase situaciones o lugares conocidos y cómodos para uno) se convierten en obstáculos muy difíciles de superar, pues uno no tiene dominio sobre sus "mañas" (condicionamientos). Recomiendo dejar todas las cuentas claras, planificada la estrategia para mantenerse bajo control, y si el dinero pudiera ser un problema, hay que resolverlo antes de partir, de otra forma, van a estar pensando en abandonar el viaje, o si viajan acompañados, en viajar solos. Y créanme, se siente horrible.

- Si se presenta una vicisitud, siempre va a durar por un tiempo limitado, no se preocupen de cuánto dura, aprovechen el tiempo inteligentemente, es decir, recuerden "esta es la oportunidad para ejercitarse, para fortalecerse mentalmente". Sin rendirse y con un poquito de fe en que todo cambiará (hagan la prueba, luego de comprobar los efectos de su perseverancia su fe se verá fortalecida), pasarán la prueba.

- Identifiquen bien las cosas que aun no pueden tolerar, porque no sería bueno para nadie toparse con esas cosas durante el viaje. Ningún viaje vale tanto la pena si es para encontrarse con la miseria personal, por más pequeña que sea. El mundo es muy grande y hay miles de lugares que están más "al nivel" de uno y que vale la pena visitar.

- MUCHO CUIDADO! Quienes viajan acompañados llevan un arma de doble filo. Si pierden el control ante las vicisitudes de la vida, y su(s) acompañantes no están preparados para lidiar con eso, es mejor no viajar en compañía, en serio. Incluso si su(s) acompañantes estuviesen preparados para lidiar con sus mañas, es mejor no viajar en compañía, pues nadie merece viajar las 24 horas del día con mañosos como Uds. En cambio, quienes están con la intención directa de trabajar al respecto de esos condicionamientos, si son firmes podrían conseguir grandes logros como personas. Como decía, es un arma de doble filo.

- Los que viajan solos tienen sus propios enemigos que superar, como la soledad misma, la determinación de llegar al destino deseado, salir de la zona de confort, o simplemente exponerse a ambientes que pueden provocar que uno se equivoque en su actuar. Por lo tanto, irse de viaje y dejar a la pareja en casa también es provechoso para quien viaja con sentido.

- Si todo falla y pierden el control de la situación, sonrían, salgan a tomar aire y vuelvan a empezar.

- Aunque no lo crean, 10 días de vipassana, aislado del mundo y trabajando consigo mismo valen más que la mejor de sus vacaciones. Se los digo por experiencia propia. Interesados en in a un curso, hagan click aquí.

Si alguien quiere ayudarme a resolver el tema del sustento económico, bienvenido sea. Hasta una guitarra para cantar en la calle me sirve, jeje.

Si alguien está interesado en que escriba sobre algún tema en particular, ya sea relacionado con el viaje, con los cursos de vipassana o alguna otra cosa, puede comentar en este blog o escribirme a mi mail hernan.asalgado@gmail.com

Mañana a las 6:00a.m. partimos para la triple frontera de Perú-Colombia-Brasil. Puede ser que me demore en publicar otro artículo, no lo sé. Depende de la inspiración. Les dejo una bella foto del impresionante Amazonas.

Que todos sean felices :-)


jueves, 4 de junio de 2015

Mi experiencia con Vipassana, primeros pasos dentro de un Noble Sendero

Hola a todos, espero que quienes actualmente siguen este blog estén hallando lo que buscan, que encuentren información valiosa e inspiradora para sus vidas. No me considero realmente una persona especial ni digna de elogios, aunque sí pienso que algunas de mis experiencias vividas pueden servir de ayuda para que otros enfrenten sus propias vicisitudes de mejor manera. Lo bueno que tiene aprender de las historias de otros es que uno puede irse dando cuenta de qué cosas valen la pena hacer en su propia vida y cuáles mejor evitarlas, o buscar mejores maneras de hacerlas.

En este tercer artículo les contaré con lujo de detalles mi experiencia con Vipassana, técnica que sin duda se ha convertido en mi "escalera al cielo", hasta ahora la mejor fórmula que he encontrado para erradicar, realmente, las impurezas que se encuentran arraigadas en la mente, una por una, sin la necesidad de ritos, amuletos, figuras físicas o imaginarias, visualizaciones o verbalizaciones, sustancias especiales, ni creencias de ninguna clase, o de pasarse de una religión organizada a otra religión organizada, ni siquiera se requiere una intelectualización de por medio... no hay nada especial que buscar. Basta con seguir el método al pie de la letra para comprobar por experiencia propia que uno gradualmente se va poniendo mental y conductualmente liviano, pacífico, atento, observador y analítico, objetivo, eficiente, y por supuesto cooperador, trabajador, autodisciplinado y por sobre todo pleno con la vida que uno lleva, abierto para comprender la realidad tal como es, no como uno cree o quiere que sea. Y no estoy exagerando con esto, no estoy hablando de algo que haya imaginado, o que crea o de lo que me haya contado alguien, sino de lo que probé en carne propia, y de los efectos y progresos que a diario estoy viviendo como persona. De antemano les advierto que no seré breve, pues este tema amerita explayarse.

Todo comenzó en 2010. Una vez, unos amigos me hablaron de los "cursos de Vipassana", cursos de meditación que duran 10 días y que exigen, entre otras cosas, mantener un silencio absoluto durante toda la duración del curso. Me pareció interesantísima la idea de someterme a una disciplina tan esctricta durante 10 días, pues considero (y quienes me conocen de seguro pueden dar fe de ello) que hablo demasiado, tanto hasta el punto de no dejar a otros expresarse... Eso lo podrán notar en mi manera de escribir, donde muchas veces no consigo expresar ideas más resumidas. Quizás se deba a que considero muchas veces la importancia de los más ínfimos detalles al momento de contar una historia o de explicar algo, con la esperanza de ser totalmente claro y evitar malos entendidos... pero claro, la realidad es que uno no puede evitar ser mal interpretado o ser totalmente claro, pues explicar con palabras los miles de pensamientos que fluyen dentro de nuestra cabeza no es tarea fácil.

En fin, en mi cabeza surgió este pensamiento: "si consigo ser capaz de permanecer 10 días sin hablar con nadie, sin duda que sería un gran logro, dejar de aburrir a los demás con mis discursos interminables y muchas veces poco interesantes para los demás, además es gratis y no tengo que abandonar mi fe ni convertirme a ninguna clase de credo".

En aquel tiempo, no estaba mentalmente en condiciones de entrar en contacto con la Vipassana, pues estaba pasando por una depresión, estaba teniendo problemas con mi pareja de aquel entonces debido a mis actos negligentes, no estaba para nada satisfecho con el trabajo que tenía (trabajaba como kinesiólogo en el hospital de una cárcel concesionada en Valdivia, la ciudad donde vivía en esos años, un lugar donde el ambiente era muy negativo, donde era prácticamente imposible trabajar como un profesional de la salud por vocación, ya que no existe voluntad de las autoridades, de los guardias, y ni siquiera de las jefaturas o de las concesionarias por brindar un servicio que vaya sinceramente en real beneficio de la salud de los prisioneros, convirtiéndose en un obstáculo para el profesional idealista y rebelde como uno, en esos tiempos, lo cual me desmotivó profundamente) y las cosas iban empeorando, hasta que finalmente se destruyó mi vida familiar, perdí mi trabajo cuando no soporté más la presión y enfrenté a mis jefes en el hospital para recriminarles por su poco interés por trabajar con ética y mejorar las condiciones del hospital penal, y entré en una fase de inestabilidad total, donde me dejé llevar un tiempo por la pereza, una vida sexual poco sana, consumía diversas clases de sustancias que alteraban mi conciencia (marihuana, alcohol, tabaco, etc.), estaba buscando la salida a mi depresión y comprendiendo que no podía seguir viviendo de forma tan poco sana busqué ayuda.

Estuve un tiempo probando con un psiquiatra, con quien inicié una lenta salida del pozo profundo de irracionalidad en el que me encontraba. Debo agradecer a mi amigo Claudio Vera, quien en ese tiempo era médico general, ahora psiquiatra, y me ayudó mucho con un protocolo de tratamiento farmacológico de 6 meses, el tiempo necesario para reequilibrar mi bioquímica cerebral, recuperar la cordura y volver a empezar. También debo agradecer a mi amiga Lorena Curihuinca, psicóloga que trabajaba conmigo en esos años en la prisión de Valdivia, quien fue muy compasiva y tolerante conmigo, y me brindó un gran apoyo en mi proceso depresivo y post depresión. Con su valiosa ayuda corroboré y comprendí lo que significa sufrir Trastorno de Déficit Atencional, y hacerme cargo de ello. Junto con esto me uní al proyecto Casa Bella Sur, donde tuve la oportunidad de compartir con personas de mente más flexible y abierta, y donde descubrí el modelo de ofrecer servicios a cambio de aportes voluntarios, es decir, el estilo de dar desinteresadamente. Entonces decidí dejar de alquilar un gimnasio para enseñar taiji y cerré mi consulta privada, para empezar a vivir exclusivamente de los aportes voluntarios. Luego conocí a Alejandra, mi anterior compañera, una gran persona que me aceptó tal como era y me alentó a seguir haciendo cosas buenas por los demás sin esperar nada a cambio, y con quien compartimos maravillosos 3 años. Ya en 2012 finalmente estuve en condiciones de encontrarme con Vipassana, recordé lo que me contaron mis amigos Juan e Isabel acerca de los cursos de 10 días, y me inscribí. En mayo de 2012 asistí a mi primer curso. Sin duda una experiencia digna de repetir y de recomendar a todo el mundo.

Un poco de Historia

Vipassana es una antiquísima técnica de meditación, redescubierta en el norte de lo que actualmente es India, hace 2600 años por Siddhartha Gotama, más conocido como el Buda. Gracias a esta técnica, la historia dice que él alcanzó el estado de Nibbana, que se entiende como la liberación total de toda desdicha. Luego de esto, él decidió enseñar el método descubierto, el cual se le denominó Noble Sendero Óctuple, a todo quien lo desease, logrando así ayudar a muchas personas de su época y posterior a ella a que consigan también liberarse, encontrar una felicidad verdadera como consecuencia de vivir de manera moral, conseguir dominar y purificar la propia mente hasta lo más profundo. 



1. Ven. Ledi Sayadaw
2. Saya Thetgyi
3. Sayagyi U Ba Khin
4. S.N. Goenka
Posterior a su muerte, la técnica se siguió enseñando en forma tradicional y directa de maestro a discípulo, y en el siglo XX D.C. nos encontramos con un connotado monje Birmano, Ledi Sayadaw, quien enseña el método a un laico campesino, Saya Thetgyi, quien a su vez entrenó a un connotado funcionario gubernamental de Birmania, Sayagyi U Ba Khin, quien finalmente enseñó la técnica a un famoso empresario y líder de la comunidad Hindú en Birmania, el Indio-Birmano Satya Narayan Goenka. 









S.N. Goenka y su esposa,
también profesora de Vipassana,
Ilaichi Devi
S. N. Goenka emprendió la abnegada tarea de llevar la práctica de esta técnica en su prístina pureza de regreso a la India, donde se había perdido por más de 2000 años, y desde aquí la compartió con gente de todo el mundo, nominó profesores debidamente entrenados, y gracias a su meritorio trabajo y el apoyo de muchos de sus estudiantes agradecidos con la técnica muchas personas de diversos credos, etnias, géneros y nivel socioeconómico y cultural como jefes de hogar, prisioneros, políticos, líderes religiosos y gente de negocios han tenido la oportunidad de experimentar este método y comprobar por su propia experiencia los beneficios de la práctica tal y como le fue enseñada por su maestro.











Me siento muy afortunado de haber tenido la oportunidad de acceder a estos cursos, pues finalmente estoy comprendiendo cada vez mejor cómo es el sufrimiento, la desdicha, la insatisfacción, cuáles son sus causas, he podido corroborar que existe una forma de salir gradualmente de esto y de manera real, y he experimentado cada vez más en profundidad cómo es transitar por esta forma de vida conocida como el Noble Sendero Óctuple, llamado así porque es un camino que al transitarlo, debido a su extremada pureza y coherencia uno se va convirtiendo poco a poco en alguien más virtuoso, noble, ejemplar, y es un método dividido en 8 aspectos, los cuales se resumen básicamente en 3 principios: evita realizar acciones (verbales y corporales) perjudiciales para ti o los demás, esfuérzate en realizar sólo acciones (verbales y corporales) beneficiosas para ti y los demás, y limpia de tu mente hasta de la más pequeña raíz de negatividad que encuentres. Ciertamente, adentrarse en esta forma de vivir no es nada de fácil, pues es muy difícil no dañar a nadie, es aun más difícil hacerle bien a todos sin distinción y aun más difícil es arrancar de raíz hasta la última impureza mental. Sin embargo, cada curso, cada día de práctica va dando frutos, y cada vez que estos se van cosechando uno obtiene la motivación que necesita para seguir perseverando en la práctica.

Y aun ha sido más motivante para mí conocer a otros meditadores de Vipassana que también están viajando de país en país, dejando huellas de buena voluntad por donde pasan, entrenándose a diario en la meditación, asistiendo a cursos para servir desinteresadamente a meditadores nuevos y antiguos o para trabajar más a fondo con sus mentes, dentro de un ambiente mejor acondicionado para el entrenamiento intensivo. Es por esto que en febrero de 2015, estando en Brasil, y luego de más de 4 meses quedándome en centros de meditación, tomé la decisión de seguir visitando otros países, ir haciendo cosas buenas a dondequiera que vaya, aprovechar de servir y de meditar en cursos que se vayan dictando en otros países, e ir tomando registros en fotografías y en videos, con la esperanza de que algún día, si consigo recorrer todos los países y sus centros de meditación, pueda editar un documental sobre vipassana, que muestre sus centros distribuidos por todo el mundo, llevar mensajes de profesores y meditadores de diversos países dando breves testimonios de sus experiencias personales, quizás también un álbum fotográfico que pueda ser de inspiración para muchos otros meditadores, para que se aventuren a visitar otros lugares y compartir sus méritos con los demás, sembrar paz en sí mismos y en los demás, convertirse en buenos ejemplos para otras personas y así hacer girar la gran rueda con más fuerza, para que muchos puedan ser felices, vivir en paz, librarse de sus insatisfacciones.

Tengo muchas anécdotas acerca de mis viajes y los cursos en los que he participado. He creado lazos fuertes de compañerismo con meditadores de todo el mundo, que comparten las mismas motivaciones que yo. Soy nuevamente muy afortunado, pues en Brasil conocí a Luciana, una meditadora que abandonó su trabajo para enfocarse más ella misma por un tiempo, cultivarse y fortalecerse como persona. Actualmente es mi compañera, y estamos viajando juntos por todo el mundo, nos apoyamos mutuamente, meditamos juntos y compartimos nuestros méritos con los demás en la medida de lo posible. Viajar con Luciana ha sido hasta ahora muy gratificante, es una gran ayuda poder contar con alguien que al igual que uno está trabajando por su felicidad y la de otros, se esfuerza por ser cada día mejor, y para ello está dispuesta a desapegarse de muchas cosas por ir en búsqueda de aquello que es imperecedero y que trae dicha para uno y los demás; hace que uno se motive aun más por ser mejor cada día. Lo que nos une en nuestro viaje trasciende a la simple compañía o la pasión, y eso es invaluable. En los próximos días esperamos poder ir a conocer un nuevo centro de meditación que está en construcción cerca de Lima, y pretende ser el primer Centro de Meditación Vipassana del mundo construido con técnicas de bioconstrucción. Será bueno ir a ver cómo va la obra y ver de qué manera se puede colaborar con el trabajo.


Qué hay que hacer para participar en un curso de Vipassana?


Para poder participar de estos cursos es necesario ser mayor de edad, no tener afecciones físicas o mentales que imposibiliten permanecer durante al menos 10 días en un curso, tener la firme determinación de permanecer 10 días en el centro de meditación y seguir al pie de la letra las reglas del curso (y esto es muy importante, porque hay muchas personas que van sólo "para probar", y a los pocos días se retiran, desperdiciando un cupo que bien podría haber aprovechado mejor alguien más, pero que quedó afuera del curso por falta de vacantes), observar rigurosamente noble silencio durante el curso, es decir, no tener contacto físico, verbal o visual con los demás participantes del curso (sin embargo, en todo momento un estudiante puede acercarse su encargado en caso de tener algún problema o requerir de algo importante, y todos los días tiene la posibilidad de entrevistarse con el profesor a cargo del curso para resolver dudas sobre la técnica), también hay que observar al menos 5 preceptos durante todo el curso: abstenerse, de robar, abstenerse de mentir, abstenerse de dañar a otros seres (incluso insectos en la medida de lo posible), abstenerse de toda actividad sexual, y abstenerse de consumir sustancias que alteren la conciencia, como alcohol, tabaco, marihuana u otras drogas. También se solicita especialmente abstenerse, al menos durante todo el curso, de practicar rituales o técnicas alternativas de sanación, usar amuletos u objetos religiosos, consumir productos de medicina alternativa, etc. con el objeto de enfocarse exclusivamente en el aprendizaje de la técnica durante el curso y evitar distraer la mente con cosas externas; de la misma manera se exige no mantener contacto con nada ni nadie externo al curso durante estos días, precisamente por lo mismo, darle dedicación exclusiva a la técnica que se está aprendiendo, por lo tanto es importante dejar todos los asuntos personales en orden antes de entrar en el curso. En caso de asuntos de vida o muerte, en que sea imprescindible contactar desde el exterior a algún estudiante, se entrega un número telefónico de emergencia que atiende todos los mensajes.

Durante la duración del curso tampoco se permite leer, escribir, hacer dibujos, esculturas, música, etc., así como también se mantiene una segregación de géneros, con el objetivo de mantener a hombres y a mujeres concentrados en su trabajo interno, puesto que es fácil desconcentrarse cuando se está en un ambiente tan lleno de reglas y restricciones; para un hombre o mujer en una situación así, es fácil perder el tiempo mirando a la gente del sexo opuesto (esto lo digo porque me pasó en reiteradas ocasiones cuando fui las primeras veces). En este punto es destacable la situación de homosexuales y bisexuales, ya que no están las condiciones de infraestructura ideales para que estén aislados de distracciones (tendría que hacerse cursos exclusivos para 1 estudiante, lo cual es inviable), por lo tanto hay un poco más de flexibilidad en estos casos. Lo que he visto en la práctica es que no ha habido problema alguno, ellos consiguen trabajar muy bien a pesar de las dificultades, y sus logros son tan buenos como el de cualquiera, así que la opción sexual no es una limitación para participar de un curso de Vipassana.

Alguien que va por primera vez a un curso de Vipassana puede consultar e inscribirse en cualquier curso de 10 días que se esté impartiendo en cualquier sitio del mundo, no es una limitante el idioma, pues los cursos se imparten en decenas de idiomas, siendo el inglés el idioma internacional por excelencia; en América del Sur, por ejemplo, los cursos son en español/inglés o en portugués/inglés.

No se cobra absolutamente nada por participar en un curso, pues estos están siendo financiados por cientos de estudiantes antiguos que ya han completado al menos un curso de Vipassana, que lo hacen por agradecimiento o por la pura y noble intención de que se sigan impartiendo cursos para que muchas más personas puedan recibir esta valiosa joya. Cuando una persona completa su primer curso de 10 días, si lo desea puede también hacerlo, y continuar así con la cadena de favores. A diferencia de lo que muchos piensan, no hay colaboración de los gobiernos ni de corporaciones, sólo buena voluntad de gente anónima.

Todo el mundo que colabora para la organización y realización de cursos, como profesores, servidores y otros miembros, no cobran salario alguno, sino que donan su tiempo, esfuerzo e incluso dinero para que los cursos se sigan ofreciendo a más y más personas, lo cual demuestra la coherencia de la enseñanza, de compartir los propios méritos con los demás sin esperar nada a cambio.

Varios conocidos que han desistido de ir a un curso de Vipassana argumentan que no les es posible asistir, debido a sus responsabilidades como jefes de familia, como empleados, como empresarios, etc. Yo les puedo decir que he encontrado cientos de personas de todas las edades, países, clases sociales, que son jefes de familia, que son empresarios o trabajan asalariados, que han buscado la manera de darse el tiempo para ir a uno de estos cursos, y que no se han arrepentido para nada luego de completarlos, sino que todo lo contrario, se sienten muy contentos por haber tomado tal decisión. Realmente, ir 10 días a un curso así de duro parece inicialmente una tortura peor que estar en una cárcel, pero cuando se llega al final uno se siente como si hubiese tenido las mejores vacaciones de su vida. Para muchas personas estas se convierten en sus vacaciones, cada vez que pueden, pues ya conocen los efectos de 10 días en silencio, meditando.

Desde mayo de 2012 a la fecha de hoy, he participado como estudiante en varios cursos de 10 días, uno de 7 días, de 1 día, y también he servido como voluntario en cursos de 3 días, de 10 días y un curso para niños de 8 a 12 años; ya he tenido la oportunidad de conocer centros de meditación propios de la organización y otros alquilados en Chile, Argentina, Brasil y Paraguay, he conocido a gente de diversos países, edades, culturas, credos, orientación sexual, estatus social, problemas físicos, problemas mentales, algunos familiares y amigos cercanos y todos aquellos que han tenido la firme determinación de quedarse los 10 días en estos cursos han experimentado cambios positivos en sus vidas y en sus conductas, muchos de ellos aun practican con seriedad y siguen progresando, poco a poco convirtiéndose en personas de bien, no sólo para ellos sino que también para todo quienes les rodean. 

Para información detallada de los cursos, fechas y sitios en el mundo e inscripciones, pueden ingresar aquí.


Qué logros concretos he visto durante mi práctica?

Bueno, la manera en que mido mis progresos con Vipassana son en relación a mi conducta y a mis capacidades de trabajo, resolución de problemas y los síntomas de mi TDA. He sufrido muchos cambios conductuales positivos en estos 3 años, y mi mayor logro es actualmente tener la determinación para hacer cosas, sin importar los obstáculos que se presenten en un momento determinado.

La experiencia me ha mostrado que aquellas características que nos hacen daño a nosotros y a los demás podemos modificarlas si nos entrenamos adecuadamente para erradicarlas. Desde que practico meditación Vipassana con suma seriedad, mi mente se ha vuelto más atenta, menos dispersa, más en el presente, mis impulsos que nunca había podido controlar ahora dejaron de ser un problema (por ejemplo la ira y la pasión, 2 impulsos que a muchas personas habitualmente nos hacen perder el control, ahora puedo lidiar con ello la gran mayoría de veces, hasta en las situaciones más estresantes), me he convertido en alguien que tiene muchas cosas buenas que dar, pues todas las potencialidades de alguien con THDA ahora no tienen los obstáculos de la impulsividad, la dispersión, los cambios de ánimo o la falta de atención. 

Además, también he observado en mi conducta habitual que no me estoy dejando llevar por especulaciones, que especulo cada vez menos acerca de las cosas que habitualmente uno se cuestiona (personas, situaciones, etc.); no hay euforia ante los éxitos ni pesar por los fracasos, la conciencia de que todo es efímero, cambiante y que puede ser mejorado está presente la mayor parte de mi tiempo; la identificación condicionada que uno tiene con grupos sociales, económicos, nacionalidades, amigos y familia, formas de pensar, etc. aun es fuerte, sin embargo va en constante disminución, y puedo notarlo pues ya no me ofendo con muchas cosas que antes me hacían reaccionar con facilidad, que incluso a muchas personas podrían ofender, pero a mi no, y es un alivio, porque eso da una paz interior nunca antes experimentada, y no sólo ayuda a l propia armonía, sino que también a mantener la armonía dentro de un grupo, en medio de una tormenta... Se de mucha gente que habitualmente era de comportamiento violento tanto o más que yo y que actualmente son capaces de crear paz en torno de ellos, de entrar en ambientes tremendamente hostiles y con sólo su presencia tranquilizar a todo el mundo; parece algo de fantasía, pero yo puedo dar fe de ello por propia experiencia.

También algunas conductas como la propia dieta u otros hábitos están cambiando drásticamente: primero, de pronto se acabó el deseo por consumir alcohol, tabaco u otras sustancias, simplemente se fueron; segundo, comencé a dejar progresivamente de comer carne, incluso durante mi periodo más intenso de práctica dentro de los centros de meditación llegué a consumir sólo germinados y ensaldas (por alguna razón me gustaba más este tipo de comida, incluso mi digestión y mi peso corporal mejoraron, podía concentrarme mejor en mis meditaciones, dormía mejor, etc.), mis horas de sueño disminuyeron de 8 a 6 horas en promedio (ahora no me cuesta nada quedarme dormido, me despierto muy fresco, duermo plácidamente, aunque no siempre profundamente, es muy raro para mí tener pesadillas actualmente), y mi capacidad de trabajo aumentó (trabajo más concentrado, termino mis trabajos más rápido, me salen mejor, me canso menos, no dejo cosas a medias), mi memoria y mi capacidad de aprender también aumentaron (mi memoria auditiva, que era muy mala antes, ahora ha mejorado notablemente, mi memoria visual es casi perfecta, y aprendí a hablar en portugués desde cero en menos de un mes, ahora estoy estudiando italiano)

Como toda disciplina, ya sea para el cuerpo o la mente, el progreso sólo es posible con entrenamiento dedicado, con paciencia, con continuidad en la práctica. Cuando se deja de entrenar, se van perdiendo las capacidades conseguidas, como todo en la vida. La firmeza en la práctica de la Vipassana aumenta con el tiempo, y dependiendo de cada persona, algunos consiguen volverse firmes meditadores luego de su primer curso, pero a otros nos cuesta más, pues la vida cotidiana está llena de distracciones. Y esas distracciones son tan peligrosas que pueden hacernos retroceder hasta quedar igual o peor que antes de asistir a nuestro primer curso.

Es posible entrenarse a un nivel donde ya no se puedan perder las virtudes cultivadas con tanto esfuerzo?
Se dice que sí, aunque hasta ahora no puedo dar fe de ello, pues no he llegado hasta ahí aun. Puede ser incluso que esté mucho más lejos de lo que yo pienso. Tanto las antiguas enseñanzas del Buda Gotama, así como también lo que enseñan algunos profesores y meditadores más avanzados es que existen ciertos "estados mentales" que se pueden alcanzar si uno consigue cultivar lo suficiente algunas virtudes (conocidos como Paramis, en lengua pali) durante el diario vivir, además de practicar meditación exclusivamente. A partir de ahí, ya una persona puede ser considerada "noble y santa" (Ariya en lengua pali), pues "ha entrado en la corriente", es decir, sus virtudes podrán seguir desarrollándose a partir de ese punto, pero ya nunca más decrecer. Aun no he tenido la dicha de conocer personalmente a nadie que haya conseguido entrar en la corriente, o por lo menos no puedo dar fe aun de que algún conocido mío ya esté dentro de ese nivel mental, aunque sí he oído historias maravillosas acerca de personas que han llegado incluso a liberarse totalmente de sus impurezas, quienes "han matado a todos sus enemigos" (Arahant en pali). Sin duda son metas dignas de perseguir; una persona noble y santa es naturalmente el mejor modelo de vida al que debiéramos aspirar, sin embargo existe una consideración muy importante que un buen meditador de Vipassana debe tener: Desear ser mejor en la vida y liberarse puede ser una meta inalcanzable para quien se apega a ese deseo, pues creará ansiedad y se sentirá desdichado ante el hecho de no poder conseguir lo que está buscando. Por lo tanto, la intención correcta de alguien que se entrena en Vipassana es hacerlo por su bien y el de otros, por ser mejor cada día sin importar qué tan lejos llegue. Existe una historia que dice así: "Un arquero quería cazar la luna. Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro. Los vecinos comenzaron a burlarse de él. Inmutable, siguió lanzando sus flechas. Nunca cazó la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo."

Les recomiendo a todos que hagan la prueba, vayan a un curso de Vipassana, no tendrán que renunciar a Dios ni a su religión, no cometerán pecados, no se irán al infierno, no se volverán locos, no se les reventará ninguna arteria, no quedarán discapacitados ni nada por el estilo, simplemente manténganse firmes, sigan las instrucciones durante el curso y lleguen hasta el final a pesar de todo. Entrénense con seriedad y verán cómo consiguen llevar vidas plenas.


Sirviendo con Luciana y otros meditadores en el
centro de meditación Dhamma Santi, Miguel Pereira, RJ, Brasil

Gracias por leer. Si les gustó el artículo, pueden compartirlo con sus amigos en sus redes sociales. Si desean preguntar algo o colaborar, no duden en escribirme a mi facebook:
https://www.facebook.com/hernanrodrigoasalgadocardenas

Pueden ver mis fotos del viaje aquí:
https://www.facebook.com/hernanrodrigoasalgadocardenas/photos_all